miércoles, 1 de junio de 2011

De nuestras lechuzas y zonas verdes



Usualmente cuando uno está ocupado en su ir y venir por la universidad deja de prestar atención a lo que le rodea. Ni compañeros ni profesores de salvan de ser ignorados y mucho menos las lechuzas que habitan en la misma universidad, uno a penas las ve pasar en el día para luego perderlas de vista y por las noches las ves sobrevolar por el grass, cazando seguramente animalillos e insectos.

Las diminutas aves son prácticamente invisibles a nuestros ojos por su color, entre arenoso y pardusco, que se pierde entre los terrenos sin asfaltar de la universidad, no es como si se les prestará mucha atención tampoco, pero quizá si se debería. Nadie se pone a pensar que mientras nuestro campus crece y se llena cada vez de más alumnos y más edificios, las lechuzas van perdiendo más y más tierra para tener nidos y polluelos y ni qué decir para cazar.

Claro que les quedarán más llanuras y arenales a lo largo de Lambayeque en caso que de la San Martin siga derribando árboles, como ya ha hecho, y construyendo nuevos pabellones, pero ese no es mi punto. Me refiero a que si te paras a pensar más allá de las lechuzas, cada vez Lambayeque está perdiendo más y más de sus zonas verdes y terrenos de cultivo, mientras que por un lado es buena la urbanización también es preocupante que sólo se piense en el tan afamado “desarrollo” y se deje de lado el cuidado de la vida silvestre que nos rodea.

¿A dónde van ir a parar todos esos animales típicos de nuestra zona? ¿Las lechuzas, los huerequeques, las pavas, y muchos otros? Aún cuando tengamos reservas como la de Chaparrí, donde se cuida de animales en peligro de extinción, creo que hace falta mucho más que eso para salvar a nuestra ciudad, y esto hablando solamente a nivel micro, de la desforestación total.

No basta con recortar pequeños pedazos de tierra y decir, aquí no vamos a pisar lo bonito del verde ni cazar o maltratar sus animalitos. Necesitamos no solo concientizar a las personas sobre la fauna y flora de nuestra localidad, sino también implementar planes que nos ayuden a preservar zonas libres del paso humano para dejar a nuestra naturaleza seguir creciendo y desarrollándose, al final si perdemos la esencia natural de nuestro planeta los que vamos a terminar perdidos somos nosotros.

martes, 20 de abril de 2010

El Fenrir

El fenrir, en la mitología escandinava, es uno de los tres monstruos que nació de la unión de Loki (dios timador de la mitología nórdica, hijo de los gigantes Farbauti y Laufey, y medio hermano de Odín) y Angerboda (diosa llamada también la maléfica).

Había una profecía en la que decía que el lobo fenrir y sus parientes destruirían la tierra y por lo tanto los dioses decidieron tomar a fenrir a su cuidado para que creciera bajo el control de éstos. Pero sólo Tyr tuvo el valor suficiente para cuidarlo.

Mientras era un cachorro todo estaba bien pero cuando fue creciendo y vieron lo enorme que era, una inquietud los embargo y decidieron encadenarlo. Le tendieron una trampa para poder ponerle una cadena: lo convencieron de que se pusiera la cadena para una prueba de su fuerza y que cuanto más resistente sea la cadena, mayor prestigio ganaría al romperla. Pero el lobo la rompió.

La solución era pedirle a unos hábiles artesanos, los enanos, que fabricaran una cadena que pudiera retener a Fenrir. Ésta fue construida con seis elementos: el sonido de un gato al merodear, la barba de una mujer, la raíz de una montaña, los tendones de un oso, el aliento de un pez, y la saliva de un pájaro. El resultado fue una cadena muy fina pero muy resistente.

Los dioses volvieron a engañar al lobo para que se la pusiese, diciendo que cualquiera que pudiese destruir una de hierro podría quebrar ésta fácilmente. Pero el lobo al verla tan fina y suave, dijo que no le brindaría ningún prestigio quebrarla tan fácilmente, salvo que le estaban tendiendo una trampa.

Pero como Fenrir temía que su prestigio fuera cuestionado, accedió pero con la condición de que, como prueba de que no había ningún engaño, uno de los dioses tenía que poner su mano dentro de su boca cuando fuera encadenado. Nadie aceptaba la prueba pero Tyr se ofreció. El lobo fue atado y empezó a luchar para cortar la cadena, y al ver que no podía hacerlo, arrancó de un mordisco la mano de Tyr.

Los dioses, una vez atado, llevaron a Fenrir hasta una roca y lo abandonaron allí para que permaneciera hasta el fin del mundo, hasta el Ragnorok.

En el Ragnarok, cuando rompa su prisión milenaria y se libere de sus cadenas, el fuego y el agua subterráneas invadirán la Tierra. Matará a Odín y será muerto por Vidar.
Luposlipaphobia — the fear of being pursued by timber wolves around a kitchen table while wearing socks on a newly-waxed floor.